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Volver al nido

¿Y que mejor que detener por un instante el ritmo infernal de nuestra vida para captar lo que nos dicen los pájaros?

El puro titulo de este libro me hizo saltar, ¡lo quiero!.

“La pequeña filosofía de los pájaros” de Philippe j. Dubois y Élise Rousseau publicado por Grijalbo. Un libro de esos para el alma que te inflan, por un lado, y por otro te develan, una realidad que convive con uno y que muy pocos sabemos de su existencia, esos pequeños cantores que los autores buscan interpretar por medio de 22 lecciones breves, altamente nutritivas para el alma.

Usted sabía que el Chorlito Carambolo de Eurasia (hembra) al nacer sus crías ella se va y es el macho el que queda a criarlas, o que las tórtolas tienen una alternancia en las labores de crianza tanto en la construcción del nido, como en la búsqueda de la alimentación, una flexibilización del rol como ninguno. Sabia también que la Aguja Colipinta llamada también limícola es capaz de volar una distancia equivalente entre Alaska y nueva Zelanda, algo a si como 11 mil kilómetros sin parar durmiendo mientras vuela, dejando que una parte del cerebro descanse, como si tuviera un GPS incorporado y nosotros los humanos en su mayoría no sabemos distinguir si lloverá o no.

La familia ¿que es? Hace muy pocas décadas que comenzamos hablar de distintos tipos de familia en los seres humanos, creyendo que esto es una evolución de nuestra especie como algo único, salvo para los expertos y estudiosos de la naturaleza. Los cucos abandonas a sus crías incluso antes de nacer, dejándolas a la deriva, algo imperdonable en nuestra sociedad. Nuestra construcción social familiar es más extensa pero no necesariamente más provechosa que la mayoría de los mamíferos y de los pájaros, ocupamos alrededor del 25% de nuestra vida con nuestra familia de origen

Pero el hombre ha usado al pájaro como emblemas patrios: el cóndor, el gallo, el águila son algunos de ellos. Claro, su majestuosidad, su fuerza y valor fueron admiradas por el hombre de su época, tal vez agudizado por el hecho de que no volamos, ¿dónde reside la auténtica valentía?, interesante narración del autor en “El águila y el petirrojo”. Una lección que muestra la decisión masculina y sesgada a la hora de la elección de símbolos patrios, los autores realizan un interesante relación de fuerza, equilibrio y paridad en otras especies como el ganso, el macho de las ocas o la gallina, el charrán entre otros, que es un viajero elegante preocupado de su manada y amante de la paridad.

En tiempos particularmente extraños, donde la volatilidad es costumbre de los mercados, donde lo político se expresa como un espectáculo que busca al más corrupto para poder pisotearlo y pararse sobre él, cuando la humanidad enfrenta una pandemia la primera en tiempos de la globalización, el pánico toma por completo al hombre, algunos evaden pensando que no les pasara nada otros desesperados no encuentran sentido a su soledad y se niegan al aislamiento. Entonces aparece el silencio que devela lo poco que sabemos de nosotros de nuestra historia personal y cómo vamos urdiendo entre decisiones y experiencias que escasamente podemos contextualizar y expresar lo que nos está ocurriendo a nosotros   y nuestro alrededor.

Este libro nos habla de honor, de hacer comunidad. Los autores se introducen en variadas especies de pájaros con el fin de mostrarnos que esa pequeña filosofía es grandiosa, amigable y profundamente coherente con su especie. La felicidad es la ausencia de las desgracias nos dicen los autores. Nosotros los hombre insistimos en nuestra superioridad animal y en que el mundo nos pertenece. Solo un contagio con una serpiente o un murciélago en Wuhan para que la naturaleza mostrara todo su poder sobre nosotros, su reclamo, nuestra impertinencia y hedonismo permanente. El planeta no nos pertenece.

El llamado a la aislación del hombre en esta pandemia es estar en su nido, sin embargo esta desconexión y furia ensordecedora de creer que todo es posible y que la conquista y el poder de nuestras aspiraciones están fuera de nosotros nos ha cobrado vidas humanas por no querer volver al nido.

Este libro fue un salmo para mí, un recordatorio una invitación a simplemente respirar y descubrir de que somos. Hoy el mejor activo es nuestra generosidad.

Nicolás Fontaine Solar 

Faro de la nueva Extremadura 

17 de Marzo de 2020

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