Una reacción a lecturas de Byung-Chul Han.
Comienza el día temprano y a muchos se les parece un tormento, son tantas las cosas que deben resolver, salir de casa y moverse en una ciudad colapsada por el tráfico. La ira de todos aquellos que se mueven para ir a su trabajo, a dejar a sus hijos al colegio, otros están agobiados con la universidad y su presencialidad. Prendan la cámara por favor, dice una profesora, casi con angustia al ver que solo tiene pantallas negras silenciadas como oyentes de su clase. La profesora necesita interactuar para construir contenido. Lo que busca es la relación con los alumnos, pero ellos están escondidos porque no quieren sentirse expuestos en un escenario panóptico, ellos son jóvenes y confunden la intimidad con la transparencia, esta historia ya es común, ocurre en la universidad, en el colegio y en el trabajo.
La sociedad busca medios para fomentar equidad, algunos gobiernos corporativos y los estados buscan formas para transparentar su gestión, aludiendo que en ella descansa su honestidad y blancura. Hace años que la transparencia es una unidad, división o gerencia de muchas organizaciones. Ellas buscan cumplir cabalmente que todo lo que se realice cumpla estándares altos de transparencia, que es algo a si como un signo de equidad y honestidad.
Hace algunas semanas leí infocracia, les dejo el link, La manera que su autor, Byung-Chul Han, deconstruía la sociedad de la comunicación dando paso a la información, me pareció lucido. La sociedad actual destruye el diálogo y la propia elaboración de un pensamiento, dejando el paso al mar de información que determina tu posición en la sociedad, donde elaborar una opinión, ya no es necesario. Me cautivo su lectura y seguí con la sociedad del cansancio, espero poder escribir algo, y después con la sociedad de la transparencia. Este último libro es un ensayo develador de una sociedad avara, que busca a todas luces iluminar todo rincón posible, con el fin de exponer a todos aquel que tenga algo oculto o guardado, incluso íntimo y que le pertenezca. La sociedad de la transparencia para Byung-Chul Han es un contrasentido. No se institucionaliza la honestidad del hombre, ni menos se hace transparente porque es un acto de pornografía. Es interesante la relación que hace entre el erotismo como un lugar de ensueño, envuelto entre lo que se esconde y se deja mostrar con la pornografía, un lugar burdo donde no existe nada más que una exposición que busca la inmediatez.
El autor nos pasea por grandes filósofos como Nietzsche y Heidegger, entre otros. La sociedad de la transparencia no tiene poetas ni metamorfosis, menos tendrá la capacidad de seducir. La transparencia no tiene olor ni color, carece de vida y evolución. Es una sociedad narcisista, nos dice. Un sitio que pulveriza la acción humana impidiendo la intimidad.
Confundimos la bondad y la honestidad, grandes cualidades, con la transparencia, esta última, solo expone y evidencia la experimentación de sí mismo del que dice que es transparente. Un cultivo narcisista donde se cree que exponer los sentimientos es un acto de honestidad porque es transparente, morbosidad que deja de lado el maravilloso constructo de la intimidad.
No somos transparentes, somos seres orgánicos que se componen y descomponen en nuestro devenir. La profundidad de nuestra vida es fruto de nuestras experiencias y creencias. La libertad también es un flujo evolutivo de comunicación, ser honesto requiere conocerse y construir una relación consigo. La transparencia pulveriza el espacio vital del crecimiento humano.
Nicolás Fontaine
13 de mayo
Faro De La Nueva Extremadura
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