El confinamiento social que experimentamos en la actualidad tiene diferentes matices según el espacio físico donde se viva, el tipo de trabajo que se desempeñe y la constitución familiar que se tiene. Pero independiente a eso, nos ha modificado la manera en la cual nos relacionamos. Muchos de nosotros, por nuestro trabajo o estudios, nos hemos relacionado de forma virtual constantemente con persona de otros países, algo normal que incluso nos lleva a construir relaciones laborales y amistades que en algunos casos son duraderas, que duda cabe de eso.
Pero este confinamiento nos devela lo que existe antes de nuestra interacción con el otro, me refiero a la propia capacidad de relacionarse con uno, con esto no me refiero a la reestructuración del horario de trabajo o asuntos domésticos que todos atendemos; más bien, en cuánta y de que calidad es nuestra capacidad para sostener una situación de encierro. ¿Somos capaces de encontrarnos con nosotros?, ¿atendemos nuestras limitaciones comunicacionales en tiempos donde lo presencial no tiene espacio?. Nunca la necesidad de ser asertivo en plataformas tecnológicas fue tan vital para poder avanzar en nuestro trabajo, pero ¿sabíamos comunicarnos antes de esta pandemia? espero que si y me temo que no.
El networking tiene grandes atributos, somos muchos los que en una conversación concertada o en una reunión social, hemos conocido a grandes personas con importantes proyectos de vida, experimentando nuevas miradas sobre el cómo resolver nuestros emprendimientos, adquirir nuevos conocimientos o soluciones que nos parecen nuevas. Pero antes del networking: ¿qué?. Quisiera invitarlos en tiempos de aislamiento social a poner en nuestra agenda un tiempo personal, que podría ser una hora al día o lo que podamos, que no esté dedicado a ninguna actividad laboral ni tampoco domestica, ni deportiva. Tampoco es un tiempo de descanso y menos de resolver pendientes. Pensemos en una actividad que busque conocer aquellos espacios que poco exploramos en nosotros, la invitación es a correr los límites de nuestros intereses a hurguetear en aficiones infantiles dejadas de lado, o en oficios desconocidos, a navegar por Internet por sitios de botánica si es que no sabes de plantas o ver documentales sobre cosas que no sabes y no te interesan, cocinar si es que te carga, leer si es que te cuesta.
Viviremos con nosotros siempre y ampliar todos nuestros registros es una obligación acorde a nuestros tiempos de incertidumbre, de flexibilidad y de roles que están en un permanente y constante movimiento, a veces intenso y brusco, otras calmo.
Nunca tuvimos tanta tecnología, nunca ensanchamos tanto la unidad de tiempo y espacio donde la inmediatez fue tan protagónica y nunca estuvimos tan aislados. Quizá nunca nos conocimos tanto.
Nicolás Fontaine.
15 de Abril 2020
Faro de La Nueva Extremadura