Estos días son complejos para nuestro Chile, la ciudadanía Salió en maza a expresar con legítimo derecho su frustración por un sistema que nos aprieta cada día más.
La realidad es que la frustración y contracción de los espacios para ejercer la libertad han sido ahogados en estas ultimas décadas y no días. Recuerdo con asombro como hace años se determino que los ramos de filosofía y educación cívica serian eliminados de la educación secundaria, después se le sumo la idea de hacer lo mismo con Historia.
¿Como pensaremos en armonía y con sentido de memoria, si las bases de cómo estructuramos un pensamiento desaparecen por completo?, ¿cómo las futuras generación discutirán y establecerán acuerdos en sus legítimas diferencias, si no saben ni conocen el valor de una diferencia? Como si fuera hoy recuerdo una acalorada discusión sobre las consecuencias socioculturales que podrían provocar estas ausencias académicas en el futuro.
El mercado nos muestra cada día más que el futuro es hoy, países y organizaciones modernas nos hablan del hombre como el gran y verdadero capital de una organización. Ese hombre generador de cultura y de riqueza, integrador de generaciones y que entiende que en la mesa todos deben sentarse.
Nuestro Chile querido el que tanto queremos todos, el de distintas realidades y cosmovisiones. Su frustración no dio más, estalla y sale a la calle a expresar con lo que tiene y posee, con cacerolazos, con bailes, en manifestaciones pasivas, cantatas y gritos de consignas partidistas. También lamentablemente con violencia y destrucción en algunos casos.
El Saqueo ha sido de años, desde el hurto de no permitir el acceso a formar a generaciones completas en algo tan esencial como la construcción de una forma de pensar libremente y del como desenvolverse con respeto hacia los otros. Desde negar la filosofía, hasta los supermercados de estos días pasando por el innumerable listado de colusiones y actos corruptivos de algunas organizaciones públicas, privadas y religiosas. Este es el saqueo que los chilenos hemos ejecutado, transformándonos en una sociedad centrada en la satisfacción personal como el eje único de nuestra existencia.
El domingo recién pasado, alguna de sus intervenciones realizada en la sesión extraordinaria fueron una muestra más del saqueo del cual somos autores. La dignidad de un parlamento.
La oratoria sostenida por algunos de nuestros políticos, centrando sus intereses partidistas por sobre la urgencia y necesidad de nuestro Chile me dejo perplejo. La irresponsabilidad de pretender discutir en estos días, sobre “El Modelo económico” por legítimo que merezca ser modificado desde sus raíces para un chile distinto donde todos avancemos con las mismas oportunidades, pues en mi opinión es de una irresponsabilidad brutal creer que se puede improvisar tamaña modificación dado el escenario actual.
Nuestra democracia ha costado muchísimo construirla, y que duda cabe que debe ser modificada desde sus bases, pero lamentablemente ese trabajo no puede ser condicionado hoy frente a un país que necesita retomar su cotidianidad y su producción por injusta y desigual que sea.
Miles de empleos han sido perdidos en estos días, quizás cuentos pequeños medianos y no tan medianos serán profundamente perjudicados y lamento decir que la mayoría no cuenta con un margen que les permita resistir.
Más duro es las vidas que hemos lamentado en estos días, las cuales no son intercambiables ni aplicables a métricas o algoritmos políticos.
Señoras y Señores diputados: Deben tener la altura moral para lo que se necesita hoy, no mañana. Poner todos sus sentidos al servicio de su sintonía con nuestro Chile, vengan ustedes de donde vengan.Lamento decir que una de las frases mas recurrentes por ustedes el día domingo en sus intervenciones fueron: “Hoy escuchamos a la ciudadanía” y “No lo vimos venir”. Permítanme decir que parte de su trabajo es tener el pulso de nuestro país en sus manos, ser interpretes de las señales que nos muestra lo incierto y cambiante de nuestro actual mundo, en lo social, lo cultural y no solamente en lo político y económico.
La oportunidad que tengan éxito dependerá de la propia velocidad en la que asuman un trabajo corporativo centrado en dar soluciones integradas para hoy. Si tan solo llegaran a estar un minuto en silencio consigo en un encuentro Intimo y hacer el veraz pacto de estar dispuestos, lo conseguirán. Pero si no lo están, y el foco está centrado en resolver el fondo de los problemas discutiendo y forzando desde sus percepciones políticas el como modificar las diferencias estructurales, el fracaso será inminente. Los chilenos los necesitamos fértiles frescos y nutridos. Nuestro Chile necesita parlamentarios no para estar dispuestos a tener acuerdos para dialogar y negociar políticas. Los necesitamos dialogantes, constructivos, modernos, conectados y capaces de ver el futuro, pero sobre todo resolutivos. De lo contrario la tan anhelada y necesaria paz social podríamos perderla
Nicolás Fontaine
22 de Octubre de 2019
Faro de la Nueva Extremadura