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Diez Marchas que cambiaron Chile, reacción de una lectura.

El 25 de octubre de 2019 María José Cumplido podría haber leído el siguiente cartel: “Quienes solo tienen aspiraciones individuales jamás entenderán una lucha colectiva”.  La verdad es que no sé si este cartel  anónimo,  fue una inspiración para que la autora de -Las Diez marchas que cambiaron Chile de  editorial Sudamericana se  inspirara en la escritura de este libro o bien un letrero que confirmara que sus ideas  tenían  sintonía con nuestro  Chile.

 

Es imposible quedar indiferente después de la lectura que recorre  diez marchas y sus antecedentes históricos y políticos, el cual son contextualizados de manera cronológica y de una lectura muy agradable.  La tesis de la autora es justificada en su mismo relato el cual muestra como política y en algunos casos de los programas de Gobierno en ejercicio se llevaron por otros rumbos demandados por  la ciudadanía.

 

Estás diez marchas son: levantamiento Mapuche, 1881. Huelga de la carne, 1905. Masacre de Santa María, 1907. Huelga de hambre, años 1918- 1920. Huelga de los arrendatarios, 1925. Protestas por el transporte público, 1949 -1957. Primera protesta LGBTQ, 1973. Jornada de protesta nacional, 1983-1986. Huelga de hambre Mapuche, 2010 y; Protesta estudiantil, 2006 -2011.    

En octubre del 2019, las manifestaciones realizadas en Chile fueron comparadas con la revolución de la chaucha.  Después de la Segunda Guerra mundial que afectó las economías de todo el mundo, Chile tenía una altísima inflación, en 1945 se creó la empresa nacional de transportes colectivos que buscaba dar respuesta estatal a los problemas de transporte de las distintas ciudades del país. El 6 de junio de 1947 los trabajadores comenzaron una huelga debido a los incumplimientos en la mejora de salarios y otros beneficios que el Estado había prometido. No fue hasta el 13 de agosto de 1949 que un grupo masivo de universitarios se reunió en plaza Italia para protestar por el alza y por el deficiente servicio en el transporte. Setenta  años después de la revolución de la chaucha, en el mes de octubre y en la misma plaza Italia llamada o rebautizada hoy popularmente como plaza dignidad volvió a ser el escenario de manifestaciones sociales originadas inicialmente por el aumento del pasaje en el transporte público.

A finales del siglo XIX las nuevas normativas para mejorar la vivienda estaban en el blanco Del Estado de Chile, fue en el año 1906 donde se promulgó la ley de habitaciones Obreras, sin embargo  cuatro años después la situación de la salud empeoraba por el hacinamiento en las viviendas de las familias Obreras. Hay que considerar que el 90% de los trabajadores en esa época eran arrendatarios. En el año 1914 en la ciudad de  Valparaíso se creó la primera Liga de arrendatarios que buscaba denunciar la constante alza de precios en las viviendas y pedir mejoras en su condición de arriendo.  Así, llego el 8 febrero de 1925  y en Santiago la huelga de arrendatarios reunió a más de 80000 manifestantes que exigían que el Gobierno hiciera algo de una vez por todas. Esto se tradujo en la creación de los tribunales de vivienda, concebidos como el logro más importante por esta movilización, ya que se creó una institución que fuera capaz de protegerlos ante los abusos. En la actualidad podemos ver diariamente el déficit de vivienda en nuestro país y como las tomas de terreno  son protagónicas de los medios de comunicación. Nuestro sistema político no asegura el acceso a la vivienda, si bien existen variados subsidios de distinta índole, no asegura ni la calidad ni el acceso a una propiedad nos señala la autora. Nuestro Chile grita y pide a todo evento más democratización y más justicia, ¡que duda cabe!.

No solo estas dos manifestaciones tienen eco en la actualidad. Además, la autora presenta ocho marchas más  que sin lugar a duda tienen su equivalente en la actualidad. De hecho, el levantamiento mapuche de 1881 es el primero que ella propone y la huelga de hambre Mapuche del 2010 es una de las últimas que nos describe.

Detrás de mi lectura, interpreto una suerte de  inmovilidad, una retrospectiva de 200 años de demandas y marchas, en el caso del pueblo mapuche mucho más, que no  son atendidas por los gobiernos de turno, más bien se presentan como un reactivo que no busca interpretar la profundidad de las necesidades de una nación joven, como la nuestra.  No quiero decir con esto que no existan o hayan existido “algunas” políticas por parte de las instituciones democráticas de nuestro Chile durante el siglo XX, que se traduce a la luz del tiempo más en soluciones que rayan en lo mínimamente entregable por parte de los  Gobiernos.  

 María Jose Cumplido nos dice en el prólogo de su libro que las protestas siempre nos acompañarán porque son parte fundamental de las democracias, además nos invita a conocer las historias de estos protagonistas donde la mayoría de ellos está compuesta por una masa heterogénea de personas marchando por distintas ciudades del país.

Hace muchos años teníamos tiempo para pensar, planificar y otras tanto más.    La liquidez de la vida se impone diariamente a pesar de nuestras intenciones. El término de la Segunda Guerra mundial también trajo al mundo la hiperespecialización laboral y con esto la profundización de una estructura piramidal en la toma de decisiones, si bien en los 60 y 70 la teoría del caos, el efecto mariposa y otras más nos dieron una mirada distinta sobre cómo organizarnos, los 80 y 90 profundizaron un modelo donde la realización y la felicidad dependía y se ubicaba fuera de nosotros y de nuestras ideas. Recuerdo una charla en la que asistí en los 90 y un profesor universitario hablaba de que cualquier argumento que se presente fuera del Excel es un pensamiento ideológico, por lo tanto inviable; tan ciego que fueron los 90, tanta soberbia  reunida.  El siglo XXI llego y con él la masificación de internet, dando  paso a las redes sociales que por muy cuestionables que sean, son catalizadoras y medios de organización social para muchas manifestaciones en el mundo, como lo fue con Joshua Wong y su clase de tolerancia en Hong Kong, nuestro 18 de octubre no fue la primera manifestación organizada por las redes sociales en Chile,  pero si la más significativa hasta hoy.  Tal vez,  estos años tomen fuerza los aspectos no económicos de nuestra existencia social, ojalá que trabajemos todos para eso,  en retomar con mucha fuerza y recuperar una identidad ciudadana por sobre la identidad de un consumidor.

 

 

Nicolás Fontaine

17 de marzo 2021 

Faro De La Nueva Extremadura 

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